Si alguien dudaba de que el peronista de centroizquierda Alberto Fernández tuviera habilidades para la negociación política, unos pocos meses le bastaron para demostrarlo.
Desde que la carismática y polémica expresidenta Cristina Fernández de Kirchner lo eligió en mayo para encabezar la fórmula presidencial opositora, unificó al fragmentado peronismo detrás de su candidatura y sumó el apoyo de partidos de centroizquierda y poderosos sindicatos de Argentina.
Prácticamente un desconocido para muchos -especialmente para los más jóvenes- hasta hace seis meses, su capacidad para el diálogo llevó a Fernández a ganar la presidencia en los comicios del domingo, secundado por la exmandataria.
Consciente del rencor que su estilo despierta en muchos argentinos, que le restaba chances de derrotar al presidente neoliberal Mauricio Macri en las elecciones, Cristina Fernández eligió a su homónimo para liderar a la oposición y optó por la vicepresidencia para atraer los votos de cerca del 30 por ciento de los argentinos que le son incondicionales.
Es un hombre inteligente, con buena formación, que escucha, que dialoga, que defiende su punto de vista. Nunca lo vi tener una posición dogmática», dijo sobre Fernández el excanciller Jorge Taiana, que entre 2003 y 2008 compartió el Gabinete de ministros con el actual candidato del peronismo.
En medio de una grave crisis económica, con una inflación superior al 50 por ciento anual, una recesión y una pobreza cercana al 40 por ciento, Taiana no dudó de la capacidad de Fernández para conducir el país.
«Alberto es una persona que está en el lugar oportuno en el momento oportuno», dijo a Reuters.Fernández, un abogado de 60 años criado en una familia de abogados de clase media, fue jefe de Gabinete durante la gestión de Néstor Kirchner (2003-2007) y el primer año de los Gobiernos de su esposa, Cristina Fernández (2007-2015).