La bola de nieve en que se ha convertido la guerra comercial entre Estados Unidos y China continúa creciendo y dejando mella en los mercados mundiales, a tal punto que se empiezan a prever efectos más graves en las economías si persiste el enfrentamiento entre las dos potencias, que ayer tuvo otro capítulo delicado.
El gigante asiático anunció su intención de imponer nuevos aranceles a bienes importados de Estados Unidos, con un valor comercial de 75.000 millones de dólares, en una clara respuesta a las tasas aduaneras adicionales que viene anunciando Washington.
Según la información de las autoridades chinas a cargo de los derechos de aduana, las tarifas adicionales evolucionarán en un intervalo entre el 5 y el 10 por ciento, y se aplicarán a 5.078 productos estadounidenses, incluyendo bienes agrícolas y petróleo, en dos fases: una, el 1.º de septiembre, y la segunda, el 15 de diciembre.
Además, Pekín anunció que impondrá una tarifa del 25 por ciento a los automóviles procedentes de EE. UU. y un arancel del 5 por ciento a las piezas sueltas a partir del 15 de diciembre.
Meses atrás, China había levantado las medidas contra ambos tipos de bienes como gesto de buena fe, pero según la Comisión de Aranceles Aduaneros del Consejo de Estado chino, el incremento de las tarifas por parte de Washington “ha llevado a una continua escalada de las fricciones económicas y comerciales entre China y Estados Unidos, violando el consenso alcanzado por los dos jefes de Estado en Argentina y en Osaka”.
Trump respondió ayer mismo a los nuevos aranceles de China. Anunció que desde el 1.º de octubre, los 250.000 millones de dólares de bienes y productos procedentes de ese país, que hoy están gravados con un 25 por ciento, tendrán un arancel del 30 por ciento, y que a los 300.000 millones de dólares restantes de importaciones chinas se les aplicará a partir del 1.º de septiembre un arancel del 15 %, en lugar del 10 por ciento que se había previsto. Pero, además, les ‘ordenó’ a las empresas estadounidenses “que empiecen a buscar inmediatamente alternativas a China”, en una clara alusión a las grandes compañías con fábricas o cuyos procesos incluyen manufacturas chinas.
Trump tuiteó también que el presidente de la Reserva Federal (FED), Jerome Powell, podría ser un mayor ‘enemigo’ de EE. UU. que el presidente chino, Xi Jinping. “Como siempre, !la FED no hizo nada!”, escribió molesto porque en un discurso Powell dio pocas pistas sobre recortes en las tasas de interés en su próxima reunión a celebrarse a mediados de septiembre.
El presidente de la FED solo señaló que la economía de Estados Unidos se encuentra en un “punto favorable” y que el banco central actuará “como sea apropiado” para sostener la actual expansión económica.
Tras los anuncios de Pekín y Washington, María Claudia Lacouture, presidenta de la Cámara de Comercio Colombo-americana (Ancham Colombia), sostuvo que la respuesta de China “es parte de la bola de nieve que se desliza por el mundo, una muestra más de que las tensiones comerciales son un círculo vicioso que si no se detiene, afectará a todas las naciones de distintas maneras”.
Y agregó que tanto chinos como estadounidenses gravarán en su totalidad las exportaciones de su contraparte, lo que perjudicará sus economías y propiciará una desaceleración más profunda del crecimiento global, además de afectar a las cadenas globales de valor, la competitividad y el libre comercio, pues los demás países tendrán que protegerse de los excedentes que saldrán a buscar mercados.
Tras el nuevo capítulo de la guerra comercial, los precios del petróleo sufrieron una fuerte baja, pues entre los productos que tendrán arancel en China está el crudo de EE. UU., situación que llevó a que el barril de referencia Brent (Europa) cayera un 1 %, a 59,34 dólares por barril, mientras la referencia WTI (Texas) bajó un poco más, al retroceder un 2,1 %, a 54,17 dólares por barril. En la semana, esta referencia perdió 1,3 %, mientras que el Brent avanzó un 1,2 %.
«Seguimos viendo la disputa entre Estados Unidos y China como una importante consideración pesimista que probablemente requerirá ajustes adicionales bajistas para la demanda de petróleo «
“Seguimos viendo la disputa entre Estados Unidos y China como una importante consideración pesimista que probablemente requerirá ajustes adicionales bajistas para la demanda de petróleo a medida que avanza el año”, dijo Jim Ritterbusch, presidente de la firma consultra Ritterbusch and Associates.
Durante la jornada de ayer, las acciones estadounidenses cayeron y los bonos del Tesoro se recuperaron después de que Trump dijo que responderá a los nuevos aranceles chinos. Al cierre de la jornada, el Dow Jones de la Bolsa de Nueva York perdió 600 puntos, equivalentes a un 2,4 por ciento, y solo la acción de Boeing avanzó entre las 30 compañías de primera línea, mientras el Nasdaq-100 –de las acciones tecnológicas– cayó más de 3 por ciento.
La escalada de la guerra comercial se dio justo cuando los líderes del Grupo de los Siete se preparan para su reunión en Francia y los banqueros centrales en Jackson Hole.
Dólar y acciones se vuelven a alborotar en Colombia
El precio del dólar repuntó cerca de 23 pesos en su tasa promedio, la cual quedó en 3.399,99 pesos; aunque en lo más álgido de la pelea entre Washington y Pekín, la divisa estadounidense alcanzó a negociarse a un máximo de 3.425 pesos, según el sistema de negociación de la Bolsa de Valores de Colombia (BVC).
Al final de la jornada, la cotización oficial de la divisa para el fin de semana y el lunes se ubicó en 3.399,95 pesos, lo que implicó un aumento de 22,96 pesos con respecto a la tasa representativa que rigió ayer (viernes), de 3.376,99 pesos por dólar.
Pero también las acciones colombianas recibieron los coletazos de esta situación. El principal indicador de la plaza bursátil, el Colcap, tuvo una pérdida del 1,41 por ciento.
En todo el mercado bursátil (el Colcap agrupa 24 acciones), de las 32 acciones que se transan, 24 cerraron en terreno negativo, entre ellas la de Ecopetrol, que retrocedió un 2,97 por ciento, al ubicarse en 2.615 pesos; la de ISA, que bajó 3 por ciento, a 17.460 pesos; mientras que el título de Conconcreto fue el que más bajó (3,03 por ciento), al cerrar en 512 pesos.
El impacto de este nuevo capítulo de la guerra comercial también fue para las demás bolsas de valores del mundo.
La plaza bursátil de París cayó 1,14 por ciento, a 5.326,87 puntos; Fráncfort cedió 1,15 por ciento y se situó en 11.611,51 puntos, mientras Londres bajó 0,47 por ciento y se colocó en 7.094,98 puntos.
Por su parte, la bolsa de Milán perdió 1,65 por ciento y se ubicó en 20.473,86 puntos, al tiempo que la de Madrid cayó 0,77 por ciento y se situó en 8.649,50 puntos.
Según analistas, las declaraciones del presidente Donald Trump en contra de China y del propio presidente de la Reserva Federal aumentaron la volatilidad en los mercados cambiarios y de capitales, principalmente en los emergentes.
Las monedas latinoamericanas, que cayeron poco más del 1 por ciento, llegaron a mínimos de ocho meses.
Por su parte, el índice referencial de la bolsa mexicana S&P/BMV IPC bajó un 0,32 %, cortando una racha de cinco jornadas de ganancias, y el índice de acciones Bovespa,de Brasil, retrocedió un 2,62 por ciento.
En Argentina, el peso cedió un 0,10 % frente al dólar, para caer un 0,34 % en la semana y arrastrar una baja cercana al 18 por ciento en dos semanas de negocios.
En ese país, el índice bursátil Merval bajó un 5,15 por ciento, con lo que acumula un desplome del 36,81 por ciento en lo que va de agosto. El principal índice de la Bolsa de Comercio de Santiago bajó en torno a un 1,90 por ciento.
“Las divisas latinoamericanas están en una montaña rusa después del anuncio de China”, dijo Alfonso Esparza, analista para América Latina de la firma Oanda.
La orden de ‘regresar a casa’
Aunque la petición del presidente Trump a las empresas estadounidenses de dejar las fábricas de China y regresar a su país fue enviada en un tuit y no es vinculante, el mensaje puede poner en aprietos a numerosas compañías, multinacionales todas, si se convierte en una orden ejecutiva y se contemplan sanciones para quienes no cumplan.
Empresas como la fabricante de hardware HP, el fabricante de teléfonos Apple o la automotriz eléctrica Tesla –que en 2018 invirtió cerca de US$ 500 millones en una megafábrica en ese país– son algunas de las que mantienen parte de su producción en territorio chino.
La tensión entre las dos potencias ya impactó a la gigante china Huawei y podría afectar a Apple, que, si bien diseña sus equipos en EE. UU., también contrata el ensamblaje con Foxconn, un fabricante de componentes electrónicos con sede en Zhengzhou (China) y que es capaz de producir unos 350 iPhone por minuto.
Aunque Adidas y Nike han comenzado a migrar parte de sus operaciones, expertos consideran que las multinacionales podrían optar por buscar opciones en Taiwán,Etiopía, Vietnam o Camboya.