Qué se sabe de lo que está pasando fuera de Caracas

La decisión del líder opositor de Venezuela Juan Guaidó de anticipar la jornada de protestas prevista para este 1º de mayo en contra del gobierno del presidente Nicolás Maduro tomó por sorpresa a muchos ciudadanos en ese país, incluyendo a los propios opositores.

La noticia del anticipo de la llamada Operación Libertad y de la liberación por orden de Guaidó y con el apoyo de funcionarios militares del dirigente opositor Leopoldo López, quien estaba privado de libertad desde 2014, se expandió más allá de Caracas con relativa rapidez superando las grandes limitaciones que tienen los venezolanos para informarse.

En Valencia, capital del estado Carabobo y unas de las más grandes del país, la información llegó pronto, cuando aún no había amanecido del todo y en muchas zonas residenciales empezaron a escucharse gritos de personas que invitaban a salir a las calles a manifestarse, siguiendo la invitación hecha por Guaidó junto a López.

Los gritos fueron seguidos por el ruido de pitos y cornetas de quienes empezaron a salir a las calles para concentrarse en los puntos de la ciudad donde la oposición normalmente se encuentra.

En algunos de esos sitios, como en la urbanización El Trigal, los manifestantes cerraron el paso de la autopista del Este, una de las arterias más importantes de la ciudad y fueron reprimidos y dispersados por la acción de la Guardia Nacional Bolivariana. Lo mismo ocurrió con quienes intentaron cerrar la autopista del sur.

Según le contó a BBC Mundo la periodista Tibisay Romero desde Valencia, algunos de los que protestaban intentaron acercarse a la sede de la 41ª Brigada Blindada, la base de unidades blindadas más importante de Venezuela, pero también fueron reprimidos y obligados retirarse.

Explicó que, aunque en Carabobo tienen su sede varias instalaciones militares relevantes como el Fuerte Paramacay, hasta el mediodía de este martes no había reportes de ningún suceso de importancia en el interior de los mismos.

Represión en el Zulia

En Maracaibo, la segunda ciudad más importante del país y la más golpeada por la crisis eléctrica que ha vivido Venezuela desde marzo, las noticias de lo que ocurría en Caracas llegaron más tarde.

Gustavo Ocando Alex, colaborador de BBC Mundo en esa ciudad del occidente venezolano, explicó que allí muchos ciudadanos empezaron su día sin luz y con los celulares descargados por lo que desprevenidos salieron a las calles a iniciar una jornada que -pensaban- iba a ser como cualquier otra.

Sin embargo, en torno a las 9:30 de la mañana, comenzaron a verse concentraciones en la avenida 5 de Julio, la principal arteria comercial de la ciudad.

Desde allí miles marcharon en dirección hacia el Cuartel Libertador, la principal instalación militar de la ciudad, pero fueron confrontados por centenares de funcionarios de la Guardia Nacional y de la Policía del Zulia que les obligaron a retroceder y dispersarse.

Protestas pacíficas en Puerto Ordaz

En Puerto Ordaz, una de las principales urbes del sudeste de Venezuela, los opositores salieron a la calle desde tempranas horas, tras conocer lo que ocurría en Caracas.

Según cuenta María Ramírez, una periodista que reside en esa localidad, aunque no había una convocatoria concreta, los ciudadanos se reunieron en cuatro puntos de la ciudad donde suele concentrarse la oposición.

En esos sitios se registraron grandes manifestaciones de carácter pacífico que fueron observadas desde cierta distancia por los funcionarios de los cuerpos de seguridad, quienes se abstuvieron de intentar reprimirlas.

Ramírez calificó la jornada como un «día de expectativas» y destaca que pese a que en esa localidad las protestas suelen disolverse al cabo de un par de horas, esta vez los manifestantes optaron por quedarse y muchos aseguraban que allí seguirían el tiempo que fuera necesario.

Ese mismo ánimo estaba presente en los manifestantes consultados por Ocando y Romero en Maracaibo y Valencia.

«Las personas decían estar dispuestos a quedarse en la calle hasta el final, durante todo el tiempo que fuera necesario», señaló Romero.

Una medida para la cual, por lo pronto, no hay ningún reloj que pueda cuantificar.